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La escritora de éxito alemana Sarah Lark, ha aprovechado las redes sociales para recomendar a sus seguidores y lectores algunas novelas para estos días en los que podemos tener más tiempo para dedicar a la lectura. Entre esas obras destacadas, se encuentran varias de Juan Bolea. Sin duda, a Lark le han llamado, especialmente, la atención los casos del detective Florián Falomir. 'Sangre de liebre' es el último de ellos. Te aconsejamos iniciar junto a él una aventura literaria e ir resolviendo juntos las pesquisas hasta cerrar los diferentes casos. Aquí podrás encontrar toda la saga.
Fuente: Todoliteratura.es ![]() Muchos son los géneros literarios que Juan Bolea ha tratado en sus dieciocho novelas publicadas, pero es en el género policiaco donde el escritor gaditano, radicado en Zaragoza desde siempre, desprende todas las características de su literatura: misterio, novela costumbrista y humor. Estas son solo algunas porque quien se acerque a sus novelas encontrará muchas más. Hace unos años, creó a una sólida inspectora de nombre Martina de Santo, con ella publicó seis novelas y en alguna aparecía el extraordinario detective privado Florián Falomir, que tenía en su haber muchas ocupaciones, entre ellas la de espía del CNI en alguna embajada. Además, este peculiar detective sabe más de literatura que el que esto escribe. De hecho, Falomir tiene publicada una tesis doctoral sobre el escritor uruguayo Juan Carlos Onetti. Juan Bolea es tan moderno que copia a las series de televisión de fama y lo hace con acierto. Por eso, se sacó del magín un spin-off de la serie de Martina de Santo y ya son dos novelas las que ha publicado con nuestro amigo Flo Falomir. Quizá estás dos novelas que protagoniza nuestro singular detective sean las más agudas y divertidas de la producción del escritor maño de adopción. Me estoy refiriendo a “Los viejos seductores siempre mienten” y esta última “Sangre de liebre”. Juan se ha convertido en el Enrique Jardiel Poncela de la novela negra española. La trama de su última novela no deja de sorprendernos en ningún momento. Los giros son espectaculares, ya que lleva al lector por donde quiere casi sin darnos cuenta hasta conseguir un final espectacular que nos deja sin aliento. Parecido a lo que la gran Agatha Christie solía hacer en sus mejores novelas. Sólo que Bolea nos va dejando muchas más pistas que la escritora británica. Florián Falomir ha conseguido con tan sólo dos novelas que sintamos que ya forma parte de nuestra familia literaria. Sigue igual que siempre, gourmet excesivo, bebedor impenitente, putero –perdonen el término- colosal, ingenioso detective y mal novio, y peor esposo. Sabemos que colecciona divorcios y que su noviazgo con la invidente Ana María podría cambiar su forma de comportarse. Lamentablemente, no es así. Y sufre una primera crisis que le llevará a una posible ruptura… Juan Bolea suele utilizar en sus novelas de Falomir dos tipos de escenarios. Por una parte, tenemos un entorno metropolitano, concretamente del centro de Zaragoza donde reside, trabaja, come y se divierte nuestro protagonista. Allí, interactúa con una fauna de sujetos a cada cual más estrambótico e insólito. Ni que decir tiene que por los locales por los que se mueve Flo no son los habituales para la gente de bien, ya que son los individuos pertenecientes al lumpen más rastrero los que deambulan por dichos lugares y por las páginas del libro, a sus anchas. Por otra parte, Falomir, por su trabajo, siempre tiene clientes de la alta sociedad aragonesa que suele tener lujosas posesiones en alguna de las poblaciones más o menos cercanas a Zaragoza. Es en una de ellas es donde se precipitan los acontecimientos de “Sangre de liebre”, el título ya nos da una pista de por donde se va a desarrollar la trama de la novela, que en está ocasión, y como marca de la casa, es realmente original y sorprendente. Ni que decir tiene que Falomir no busca los problemas, los encuentra sin más. En esta ocasión, de modo accidental, cuando un cliente llamado Lu Sangara -un supuesto artista del pincel-, le contrata para recuperar un extraordinario reloj. Encontrarlo, lo encuentra, pero lo que no se podría imaginar es lo que le acarrearía. Sangara es un mentiroso compulsivo y durante un tiempo hace que la vida de Flo cambie, para mal, claro está. A partir de ese momento, la trama se complica, los sucesos desfilan a velocidad de vértigo y en medio de la vorágine Falomir se siente desbordado. Juan Bolea es poseedor de un verbo grácil y al mismo tiempo erudito. Son muchas sus referencias al mundo literario, al igual que al policiaco. Sus paradojas, sus metáforas están presentes a lo largo de toda la novela y, sobre todo, el humor. El escritor es un maestro de la ironía, de la parodia y de la sorna. Ya estoy esperando su nueva entrega, espero por su bien que continúe con la saga. Falomir se lo merece. RAMÓN RUIPÉREZ Retomo la actividad del blog, y lo hago con una reseña del último libro que he tenido el placer de leer, “Sangre de liebre” (Alrevés editorial, 2020), del escritor aragonés Juan Bolea, una obra que está recién horneada; no en vano fue presentada, dentro de la programación cultural del Festival Aragón Negro que lleva celebrándose desde el pasado día 15 de enero y hasta este viernes que viene en Zaragoza y 22 subsedes, hace solo nueve días, el día 20, en el Teatro Principal de Zaragoza. Ésta es la primera vez que abordo, en este blog, el análisis de una novela de Bolea. Podía haberlo hecho antes, es cierto. Podía, incluso, haber hecho un monográfico sobre este autor e ir desgranando, una a una, todas sus obras. Y tanto es así porque, desde que entrara por la puerta grande de la novela negra y policiaca nacional con la excepcional “Los hermanos de la costa” (Ediciones B, 2005), la primera de las obras protagonizadas por la poliédrica y andrógina subinspectora Martina de Santo, la complejidad y lo adictivo de sus historias así como su eficacia narrativa me atraparon por completo, hasta el punto de que todo cuanto luego publicó fue objeto de adquisición por mi parte y actualmente adorna mi pequeña librería. Así, después de “Los hermanos de la costa” llegarían “La mariposa de obsidiana” (2006), “Crímenes para una exposición” (2007), “Un asesino irresistible” (2009), “Orquídeas negras” (2010), “La melancolía de los hombres pájaro” (2011), “Pálido monstruo” (2012), “El oro de los jíbaros” (2013), “Parecido a un asesinato” (2015), “El síndrome de Jerusalén” (2016), “Los viejos seductores siempre mienten” (2018) y, ahora, este último, “Sangre de liebre”.
Con “El síndrome de Jerusalén”, la última de las aventuras (la séptima de toda la saga) de la subinspectora Martina de Santo y la aparición en escena del detective Florián Falomir, la narrativa de Bolea experimentó una evolución sustancial, algo que se vio reflejado con mucha más intensidad en su siguiente obra, “Los viejos seductores siempre mienten”, donde Falomir ya es el protagonista y donde Martina de Santo hace un “cameo” al final de la novela, y sobre todo en esta última, “Sangre de liebre”, donde Falomir afronta un peculiar caso sin la ayuda de la famosa subinspectora y donde el humor tiene un poso muy importante en todo el libro, filtrándose en él a través de los ingeniosos diálogos que el detective mantiene con todos cuantos personajes trufan el relato. O lo que es lo mismo, que Juan Bolea, como otros tantos autores que evolucionan a lo largo de su carrera literaria, parece estar experimentando con nuevos recursos, con nuevas maneras de abordar las novelas, con nuevos registros. Probando cosas y encontrando nuevos cauces comunicativos. Como sucede, por ejemplo, con Eduardo Mendoza, capaz de escribir libros tan antagónicos narrativamente hablando como “La verdad sobre el caso Savolta” y “Sin noticias de Gurb”, pero ambos sensacionales se mire por donde se mire por cuanto la genialidad radica en la destreza del autor a la hora de atrapar al lector, y eso es algo innegable en ambas obras. ¿Y de qué va la última incursión novelística de Bolea? Pues, en esencia, “Sangre de liebre” arranca con la irrupción, en la agencia de dectives Las cuatro efes (en la que trabajan Florián Falomir, su socio Fermín Fortón y la secretaria Benita Cortés), de Lu Sangara (que ni se llama Lu ni se apellida Sangara, que es un mentiroso compulsivo así como un ciclotímico de manual y que artista es un rato, pero más en el sentido peyorativo de la expresión que en el literal relacionado con el mundo del arte), un tipo que, recién casado con la hija del millonario Abdón Chaure, ha perdido, durante una juerga con una prostituta, un carísimo reloj de lujo de marca Panerai. Este arranque, que bien podría parecerse (salvando las distancias) al de la película Airbag (1997), en la que Karra Elejalde (Juantxo en la película), un miembro de la alta sociedad que va a casarse con una chica de familia adinerada, pierde el anillo de bodas en un prostíbulo durante su despedida de soltero e inicia su búsqueda junto a sus amigos Paco (Alberto San Juan) y Conradín (Fernando Guillén Cuervo), avanza luego por otros derroteros para nada previstos. Y es que a la pronta y aparentemente sencilla recuperación del reloj, que es hallado sin la menor dificultad, sobreviene un rosario de circunstancias que cambia por completo la vida de Falomir, que, de la noche a la mañana, se ve inmerso en una espiral de alcohol, drogas, pasión y sexo que lo arrastra a los infiernos de la condición humana y que le hace recalar en un paraje del desierto de Los Monegros, donde se desarrolla (junto a Zaragoza) parte de la acción de la obra. Así, a lo largo de las 288 páginas de las que consta el libro, Bolea hila una historia donde la ambición, las envidias, la venganza y los celos conforman una madeja singular que se traduce en el asesinato del suegro de Lu Sangara y cuyo desenredo corre a cargo de un investigador, Florián Falomir, tan sagaz como mundano, bipolar desde el punto de vista de la investigación (alterna el más exacerbado prurito profesional con la desidia más absoluta en función de su estado de ánimo -o de la intensidad de la juerga de la noche anterior-), dionisiaco en lo concerniente a la bebida, entregado (también) a los placeres de la gastronomía (a pesar de la dieta vegana que le inflige Ana María, su invidente novia) y algo laxo de moral en lo referido a la fidelidad. En definitiva, un libro lleno de ingenio, de sorpresas, de giros inesperados, de gastronomía, de humor, de crímenes, de bajas pasiones, de golpes de efecto y de investigación por cuyas páginas discurre todo un caleidoscopio de personajes de profundo corte psicológico, llenos de rarezas, de medias verdades, de secretos inconfesables y, en ocasiones, de amoralidad. Y todo ello ambientado en mi tierra, en Aragón, en mi ciudad, Zaragoza, y en Los Monegros, un lugar al que tantas cosas me unen. Qué mas puedo pedir. Pues que me lo firme. Pero eso será fácil de solucionar. Que para eso Juan Bolea, además de un grandísimo escritor (su firme trayectoria, además de la reciente consecución del Premio de las Letras Aragonesas 2018, lo avalan como tal), es alguien a quien tengo el gusto, o más que el gusto el honor, de conocer desde hace ya 15 años, cuando yo era un joven recién licenciado en Periodismo y ambos coincidimos en la redacción de El Periódico de Aragón, donde él firmaba (y sigue haciéndolo) un billete de opinión titulado Sala de máquinas, y un hombre honesto e íntegro con el que guardo una excelente relación a pesar de que nuestras vidas profesionales tomaron rumbos divergentes con el paso de los años y al que, siempre que se presta la ocasión, me gusta saludar y conversar un rato con él. Algo que muy pronto haré y aprovecharé la coyuntura para que me dedique la obra. Por todo ello, concluyo: si te gusta Juan Bolea como autor, este libro te resultará ameno, así que léelo. Si te gustaron los casos previos de Florián Falomir, éste te gustará también, así que léelo. Si no has leído nada de Juan Bolea, “Sangre de liebre” puede ser un buen comienzo, así que léelo. En definitiva: a qué esperas para leerlo. Salud y cultura, amigos. Hasta la próxima. El despacho “Las Cuatro Efes” ha abierto sus puertas al público en el Teatro Principal de Zaragoza. Su detective, Florián Falomir, recibe a Lu Sangara, un artista bohemio que lo seduce y, a la vez, lo perturba. Un ambiente inquietante inunda la sala y adentra a su público en el misterio de un nuevo caso detectivesco. No nos estamos refiriendo a una representación teatral, sino a la original y exitosa presentación de la nueva novela negra de Juan Bolea. El conocido escritor, periodista, divulgador cultural, Premio de las Letras Aragonesas de 2018 y director –y hoy protagonista– del Festival Aragón Negro ha presumido de poder de convocatoria al llenar la sala, un hito poco común tal y como nos recordaba su editor Gregori Dolz, para la presentación en sociedad su nuevo libro. “Sangre de Liebre” es el título que recibe la segunda novela de la serie protagonizada por el detective Florián Falomir. Descrita como “una novela psicológica con entidad propia que nos sorprenderá con nuevas voces y caminos”, la intrigante historia que tiñe sus páginas ha prendido las expectativas del público asistente como sólo las historias de los grandes referentes del género son capaces de lograr. Dos grandes escritoras, sus “ángeles tutelares”, lo han acompañado. Ellas son Isabel Abenia, escritora de novela histórica y Cristina Higueras, actriz y productora teatral. Los tres han transmitido cercanía y confianza y han conseguido crear un ambiente muy familiar en el que no fue difícil sumergir al público en la trama del nuevo caso del detective Falomir. Tras lo que parecía ser una presentación al uso de una nueva novela, nos han sorprendido con la dramatización de las primeras páginas de “Sangre de Liebre”, desde las que ya se presiente el misterio y se sientan las bases de la trama. Lu Sangara, personificado por Isabel Abania, acude a Florián Falomir, interpretado por Cristina Higueras, porque en una noche de juerga en compañía de Denise, una amante, ha perdido el reloj que su mujer le había regalado el día de su compromiso. Desazonado, va en busca de las dotes del astuto Flo para que lo recupere antes de su cena de aniversario. Pasiones, fortuna, sexo, avaricia… Los elementos que bailan al son de un ritmo trepidante y se despliegan en el tapiz que Juan Bolea teje con mano experta para sumergirnos en las profundidades de un submundo oscuro y desconocido En palabras de Isabel Abania, la obra de Juan Bolea ha dado un salto con la transición de Martina de Santo a Florián Falomir. La escritora lo ha comparado con la novela picaresca, con la evolución del caballero andante al noble empobrecido. Falomir representa al hombre terrenal, vividor, hedonista, pero también astuto, inteligente y lleno de humor. Cristina Higueras ha destacado la delicadeza de Bolea a la hora de crear sus personajes con pocas pinceladas y conseguir que el lector visualice sus rostros e, incluso, “los escuche respirar”. Cada uno revela una entidad propia que, destapando sus debilidades, lo hace escapar del cliché y lo llena de humanidad. Higueras piensa que le humor no tiene por qué ser incompatible con el género negro y que la novela “está llena de ternura”. Además, la forma de presentar los lugares del territorio aragonés la hacen una obra muy visual y cinematográfica.: “tiene todos los ingredientes para poder verla en la gran pantalla”. Juan Bolea, durante la elaboración de los personajes, ha tomado como referente a Onetti, a quien cita en la primera página de la novela. Desde una mirada mágica y mesiánica, ha ‘buceado’ en cada uno de ellos, sin prejuzgarlos y presentándolos tal y como son. Es así como el autor quiere, además, reflejar la forma de ser de los aragoneses. En especial, el personaje de Flo encarna ciertos valores comunes al carácter de nuestra tierra y con el que, de alguna forma, podríamos sentirnos identificados: la hospitalidad, la lucidez, el humor “somardo” y la universalidad se corresponden claramente con la implicación emocional del detective, con su astucia, con su humor y con la mezcla entre hombre costumbrista y hombre de mundo, respectivamente. Un nuevo desconocido, oscuro y mefistofélico, ha entrado en la vida de Falomir. La curiosidad del detective lo hará indagar en su corazón humano y será inevitable que el lector lo acompañe. Fuente: EVA GARCÍA | El Periódico de Aragón La universalidad de las letras aragonesas, la reivindicación de la historia y de autores prácticamente olvidados fueron los temas con los que Juan Bolea ha ido tejiendo su discurso este martes tras recibir el Premio de las Letras aragonesas, de manos del presidente de la comunidad, Javier Lambán, quien ha señalado: «Si hay que dárselo a un hombre de letras, ese es Juan Bolea». La planta cuarta del museo Pablo Serrano se ha quedado pequeña para acoger el acto. El ganador ha estado arropado por su familia, encabezada por sus padres, el expresidente de Aragón, Juan Bolea Foradada, y su esposa, representantes de la política, de la literatura, de la cultura y también lectores. Bodegas Enate patrocina el galardón, dotado con 10.000 euros. El creador de Martina de Santo se ha mostrado muy «agradecido» por este premio «a la trayectoria» que significa que «ya eres una persona mayor» pero también que en el conjunto de su obra hay alguna «aportación a las letras aragonesas, que son universales porque este no es un premio local» porque el que conoce bien la historia sabe que es una «historia universal como bien conoce nuestro presidente, a diferencia de nuestros vecinos», ha dicho. Bolea ha agradecido el apoyo de Nicolás Espada, director de EL PERIÓDICO DE ARAGÓN, del que es columnista, porque «nos han premiado por las novelas pero también por las columnas y los trabajos en la redacción llevando al periodismo algo de literatura»; a Luis Nozaleda, de Enate, por demostrar que «el patrocinio cultural es rentable» y a su familia. No es muy dado a recordar el pasado, pero durante su discurso se ha remontado a cuando tenía 14 años y con una redacción ganó el premio CocaCola de relatos; y cómo se coló en 1974 en la recepción del alcalde de la época a Ramón J. Sender, al que le preguntó qué necesitaba para ser escritor, a lo que este le contestó: «Corre mundo, vive la vida, deja el refresco y pásate al vino», ha afirmado entre risas. Se ha acordado también de sus lecturas en la Biblioteca del Casino Mercantil donde conoció a Madame Bovary, Oliver Twist o Sherlock Holmes; de cuando su padre levantó un 23 de abril de 1978 la «bandera de Aragón en la plaza de Aragón tras estar arriada durante más de 270 años». Y de otro gran premio, el Ciudad de Alcalá, donde un jurado le recomendó «trabajar más la realidad». Entonces «era un escritor de éxito, pero no tenía lectores», que ganó gracias al periodismo y los reportajes que escribió como «pequeñas novelas». Luego le sirvieron para la saga de Martina del Santo, novelas que «se van a reeditar» y para su última creación, el detective Florián Falomir, «un aragonés que espero sea universal». AUTORES A REIVINDICAR Juan Bolea no se olvido tampoco de autores, aragoneses y universales, «maestros que han descrito como nadie el ser aragonés». Estos escritores que «hay que rescatar», son, entre otros, Marcial, «el primer columnista de la historia»; Pedro Alfonso, que en el siglo XII trajo a Aragón la «tradición arábiga»; Braulio Foz en el siglo XIX con Vida de Pedro Saputo; y ya en el siglo XX, Ramón J. Sender, quien «debió ganar el premio Nobel»; y a quien hay que leer porque en su obra «están nuestros secretos, nuestra historia, nuestra razón de ser, que es universal». Por su parte, el presidente aragonés, Javier Lambán, también ha hecho hincapié en esa «vocación universal» frente a «los vecinos del este que solo se ven el ombligo y se ven mal». También ha remarcado que el Gobierno de la Comunidad ha querido que la imagen de marca de Aragón sea «la cultura, la literatura y la creación, porque somos creadores, gente de cultura», ha señalado; y ha nombrado a Marcial, Sender, pero también a Goya y Buñuel que «presentados como bandera nos abre puertas» en el mundo. Porque Aragón es tierra de «escritores y de lingüistas», por eso, «estamos ultimando un convenio con la RAE para que incluya aragonesismos, como somarda –que define también la fina ironía de Bolea–», ha señalado Lambán, quien ha alabado al escritor «como promotor de iniciativas culturales», ciclos literarios y también como columnista.
El autor de títulos como 'Lisboa' o 'El menor de los males' estudió bachillerato en el colegio San José de Calasanz en Salamanca y, con 18 años, comenzó a dar sus primeros pasos con un tomavistas de súper 8 mm. Trasladado a Madrid, cursó estudios en la recién creada Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense. Allí crea con varios compañeros la productora Micra Film, con la que escribe y dirige su primer cortometraje, 'Soldado' (1975). Junto a su hermano, Avelino Hernández, producen dos cortometrajes más, 'El arca de Noé' y 'Gustavo y la modelo', hasta que en 1979 escriben y producen 'F.E.N.', su ópera primera, que se estrena en la edición de la Seminci de ese año y participa también en el Festival de Berlín y otros certámenes de todo el mundo. Tras su segundo largometraje, 'Apaga* y vámonos' (1981), diversifica su actividad profesional y trabaja tanto en radio como en cine y televisión realizando documentales y publicidad. Diez años después, Jorge Martínez Reverte y Mario Onaindía le encargan la dirección de 'Cómo levantar 1.000 kilos', adaptación de la novela del primero titulada 'Gálvez en Euskadi'. Compagina entonces trabajos como director de doblaje y realizador publicitario hasta que comienza su colaboración con la productora Zeppelin TV, para la que escribe y dirige programas de entretenimiento y ficción durante más de ocho años. Adolfo Domínguez presenta 'Juan Griego' junto a Juan Bolea en el Teatro Principal de Zaragoza25/9/2019 El empresario, autor de 'Juan Griego', se encontró con sus lectores en el emblemático teatro de la capital aragonesa. La presentación corrió a cargo de Juan Bolea, quien aprovechó para entablar una muy interesante conversación con la intervención del público asistente. Cuenta Susana Prieto Mori, editora de Defausta, que al leer el original de Juan Griego, firmado por Adolfo Domínguez, experimentó un vértigo desconocido, el de enfrentarse a una cumbre, o a un abismo de palabras donde no había cordadas ni apoyos para ascender o descender, para escalar a la cumbre o evitar precipitarse. Estaba ante algo más que un libro, ante un reto, algo desconocido. Le vinieron a la cabeza ejemplos como El Jarama, de Ferlosio, o Tiempo de silencio de Martín Santos, y decidió publicar las 700 páginas de Juan Griego, tal como hoy las podemos leer y como esta tarde el propio Adolfo Domínguez las presentará en el Teatro Principal de Zaragoza. Como lector, debo reconocer que mis impresiones coinciden con el juicio de Susana Prieto Mori. Leyendo Juan Griego recordé otras experiencias similares, por su originalidad e inabarcabilidad, o por su novedosa técnica y universo hipnótico: La muerte de Virgilio, de Herman Broch; Rayuela de Cortázar; Paradiso,de Lezama Lima; El obsceno pájaro de la noche, de Donoso... Libros todos ellos hijos de Proust, de la transformación de la novela decimonónica en río caudal de sagas y épocas. Porque en el personaje de Juan Griego, teniente de navío de la Armada argentina, Adolfo Domínguez ha concentrado toda una era, la nuestra. Nuestras revoluciones y contradicciones políticas; nuestras dictaduras, con su rémora de torturas y muertes, y nuestras luchas por la libertad; nuestra manera de entender el amor, más libre, más compartido, más plural; nuestra manera de entender el arte, entre el británico escepticismo de Borges y la absurda nada de Beckett; o nuestra manera de entender la creación, que en Adolfo Domínguez es una virtud y tendencia natural, magmática, indistintamente enfocada hacia la moda, el cine o la imaginación literaria. Asimismo el muy personal estilo es digno de mención, de estudio y, desde mi punto de vista, técnica y estéticamente hablando, de alabanza. En su prosa poética, en sus diálogos y reflexiones asoman estructuras, formas y detalles nuevos que ayudarán al lector a salir enriquecido y airoso de esta inmersión mágica en la vida y en los sueños de otro, tal vez el auténtico, Adolfo Domínguez. Entrevista a Juan Bolea: “El humor es una aportación muy importante, faltaba en la novela negra española”Por Javier Velasco Oliaga Fuente: Todoliteratura.com Juan Bolea nació en Cádiz en 1959, pero reside en Zaragoza desde siempre. Es licenciado en Filosofía y Letras por la Universidad de Zaragoza, en la especialidad de Historia Moderna. En el año 1982, su primera novela “El palacio de los jardines oblicuos” mereció el prestigioso premio de Novela Corta Alcalá de Henares. La serie negra de Martina de Santo y Flo Falomir es su serie policiaca más popular. Actualmente dirige el Festival “Aragón Negro”; el ciclo “Escritoras españolas”; “Book Fever” (con Begoña Oro y David Lozano); la Semana del Libro de Daroca, las Jornadas de “Literatura y Criminología” de Calatayud, el Taller Literario de Pina de Ebro, “Panamá Negro” y el Taller Literario “Doce Lunas”, entre otras actividades y gestiones culturales. Es un asiduo asistente a los certámenes de novela negra de nuestro país y del extranjero. En esta ocasión, coincidimos en la Semana Negra de Gijón, y en uno de los escasos momentos que tenemos libre, aprovecho para entrevistarle. ¿Cómo surgió la idea de realizar la antología de relatos “Cuentos de Panamá”? Cuentos de Panamá” es la segunda entrega de la colección “Océanos y Libros”, editada por Prensas Universitarias de Zaragoza, que me honro en dirigir. El primer volumen se dedicó a la narrativa nicaragüense. Cada año publicaremos un nuevo volumen dedicado a un nuevo país. ¿Cuál ha sido su labor en la misma? La coordinación de textos con los antólogos, fundamentalmente. ¿Qué criterios de selección tuvieron en cuenta los antólogos Edilberto González Trejos y Mónica Miguel Franco para realizarlo? Criterios de calidad, por supuesto, y de representatividad. La suma de autores contenidos en “Cuentos de Panamá” es muy ilustrativa de lo que se hace en su país. Vemos que en la selección hay autores de distintas generaciones. ¿Se encuentra pujante la literatura panameña? En mi opinión, es una literatura sorprendente, muy rica y variada. Pujante no, porque apenas tiene medios materiales para desarrollarse, de ahí el empujón que supone este tipo de antologías. ¿Por qué en España no prestamos atención a la literatura de países como Panamá? Por desconocimiento, simplemente. Destacaría a algún autor en especial de esta antología. Tristán Solarte, el patriarca de las letras panameñas, y Juan David Morgan, su mejor autor actual. ¿Hay relatos del género negro en la antología? Sí, desde luego, unos cuantos. La literatura negra panameña está emergiendo sobre todo a raíz de un Festival que hemos organizado en torno al género y que se llama “Panamá Negro”. ¿Cuál es su relación con el país del Canal? La dirección del mencionado Festival y una admiración hacia su cultura autóctona. Pasemos a hablar de su última novela “Los viejos seductores siempre mienten”, donde vuelven a aparecer la subinspectora Martina de Santo y el detective Flo Falomir. ¿Ha cogido cariño a estos dos protagonistas? Sí, realmente. En especial a Florián Falomir, que comienza a protagonizar una nueva serie y es un personaje que está cayendo de pie ante los lectores. ¿Qué tiene de especial ambos para que les sigue utilizando en sus libros? Mis dos investigadores, Martina de Santo y Florián Falomir no se parecen en nada, pero son muy carismáticos y capaces a la hora de resolver los más complejos delitos y crímenes. El humor está muy presente en sus novelas. ¿Falta humor en la vida y en las novelas negras? El humor es una aportación muy importante en mis últimas entregas. Faltaba, desde luego, en la novela negra española. Su dosificación es muy compleja, pero aporta una gran vitalidad y una nueva transparencia y seguramente trascendencia a los personajes. ¿Considera a su novela, más policiaca que negra? Realmente practico las dos variantes. Mis novelas de serie son más bien policíacas, y otras, como “Parecido a un asesinato” o “Pálido monstruo”, que son historias independientes, más negras. ¿Qué diferencias tiene su libro con respecto a las novelas negras nórdicas? No abuso de la violencia gratuita ni me recreo en ella. En la novela huye del sensacionalismo que rodea al mundo de la farándula y del sexo. ¿Se necesita una cierta elegancia para tratar estos temas? Cada historia requiere un tratamiento distinto, es difícil a priori incorporar o renunciar elementos. Durante la Semana Negra de Gijón nos enteramos del fallecimiento de ese viejo seductor asturiano Arturo Fernández. ¿No se habrá fijado en él para el título de su novela? No, no tiene nada que ver. Florián Falomir es un personaje muy suyo, y muy mío. No se parece a ningún otro ni a nadie. ¿Cuál ha sido su experiencia en esta Semana Negra de Gijón? Muy rica, como cada año. Gijón es como una batidora de ideas, siempre se aprende algo nuevo. Y para terminar, ¿qué proyectos tiene en cuanto a certámenes negros que tan bien se le da organizar? Mantener Aragón Negro y Panamá Negro y colaborar con el festival uruguayo de novela negra que dirige mi buena amiga y magnífica escritora Alicia Escardó.
Estos son los mimbres con los que Juan Bolea crea el excepcional cesto de una narración que atesora todas las claves para considerarla como una magnífica obra policíaca, mezclada con la sabia dosificación del suspense, el enigma, la seducción y la tragedia; es decir, los ingredientes imprescindibles del cocktail de una novela negra perfecta, donde Flo Falomir —un Marlowe que terminará embrujándonos a pesar de sus torpezas y ausencias— se convierte en el elemento estructurador del relato, ayudado —¡cómo no!— por la elegante y deductiva Martina de Santo, el gran personaje creado para la literatura española por Juan Bolea. Por otra parte Los viejos seductores siempre mienten no cae en los recursos sensacionalistas del género, pues página a página nos enseña algo en relación con el ser humano caído en las redes del sexo, arrastrado a unas situaciones límite y a tensiones extremas. El autor escenifica en esta novela los grandes peligros que amenazan a los figurantes de la trama, los mismos peligros que siempre han asediado al hombre. Juan Bolea, dotado de gran capacidad de raciocinio y deducción, nos transporta a través de un laberinto de asesinatos inexplicables, pasiones, sexualidad y traiciones, llevadas a cabo por mujeres arrogantes y viejos seductores, a un verdadero placer para mentes inquisitivas y con un lenguaje ágil y periodístico. A tal efecto, me viene a la memoria una escena en la película policíaca de Joseph L. Mankiewicz La huella en la que Andrew Wyke, exitoso escritor de novelas de misterio —interpretado por Laurence Olivier—, define el género en los siguientes términos: «La novela policíaca es la diversión habitual de las mentes nobles», frase justificada por el doble deleite del entretenimiento y el placer de resolver misterios, virtud ésta que se cumple con todos sus pronunciamientos en Los viejos seductores siempre mienten. Descubrirá el lector a personajes ubicados en espectaculares situaciones límite, y a un Bolea cercano a las plumas exquisitas de Juan Benet, Eduardo Mendoza, Henning Mankell, Lorenzo Silva, Vázquez Montalbán, Andrea Camilleri, Chandler, o James Ellroy, que se han distinguido, como él mismo, por la belleza de la palabra, sin abjurar de los principios inamovibles de la novela policíaca. Son buenos tiempos para el género negro, porque el lector de la buena novela no tolera engaños; y, en otras palabras, porque a través del espectáculo del suspense más refinado, sublimamos nuestros instintos cohibidos, y así nuestro particular Mr. Hyde descansa tranquilo en su rincón del inconsciente. Recomiendo sin ambages la lectura de este libro, porque con Los viejos seductores siempre mienten, recuperamos el placer de resolver nuestro propio rompecabezas, ese juego matemático de desvelar la incógnita máxima, la resolución del enigma de la vida misma y de nuestras pasiones más inconfesables, con momentos de una comicidad burlesca que fascina. Y cuando al lector le parece que no comparecería el personaje fetiche de Bolea —la inspectora Martina de Santo— ésta surge esplendorosa para goce de sus devotos y conclusión perfecta de la trama. Los amantes de la literatura negra descubrirán los enigmas del pasado de sus personajes, que Juan Bolea ubica en espectaculares situaciones en nebulosos paisajes del Pirineo Aragonés. Los propios crímenes están bañados de un aura de sofisticación ajena a todo tipo de violencia brutal, y el final, en un desenlace impensable y de clímax impetuoso, refuerza esa sensación de vértigo que el lector de novela policíaca debe sentir. Pienso que gracias a autores como Juan Bolea el éxito de la actual novela policíaca ha alcanzado cotas sin precedentes en nuestro país, lo que hace de esta novela un título imprescindible del género. Léanlo y disfrutarán, pues el resultado es una entretenida y voraz novela que no deja de plantearnos cuestiones vitales. FUENTE: El Periódico de Aragón Según los organizadores del Día del Libro, vender y firmar entre 60 y 70 ejemplares por parte de un autor es una gran cifra, pasar de 100 no es habitual y sería todo un éxito. Pero Juan Bolea, el pasado martes, consiguió superar con creces esa cifra y batir un récord al firmar 140 volúmenes de un mismo título, Pálido monstruo, convirtiéndose, sin duda, en el gran triunfador de la jornada. Bolea, reciente Premio de las Letras Aragonesas, se convirtió así en padrino de lujo del estand de EL PERIÓDICO DE ARAGÓN, que debutaba en la cita de las letras en la festividad de San Jorge, y que además de la obra del escritor acercó a los lectores también con gran aceptación otras de las obras editadas por el diario, como Memoria visual de Zaragoza de los años 50 y 60 o Labordeta. Un canto a la esperanza. Pero, sin duda, la recepción que la novela de Juan Bolea tuvo entre el público sorprendió a propios y extraños, más cuando era una reedición. «Para mí es una satisfacción, pues me produce la sensación de que lo que voy dejando detrás tiene eco, tiene un sentido y, sobre todo, tiene lectores», comenta el flamante Premio de las Letras Aragonesas. Para el escritor, que no dejó de firmar ejemplares durante todo el día a pesar de la lluvia (de hecho, por la mañana ya había despachado 80 volúmenes de la novela), la respuesta del público fue toda una sorpresa. «Firmar en una jornada 140 libros en cualquier lugar de España es una cifra extraordinaria; pasa en Barcelona en Sant Jordi con algunos autores, pero contados, y en Zaragoza es muy difícil. Por eso estoy muy contendo; en realidad mientras estaba allí no era consciente de la cantidad que firmé, pero la verdad es que no paré en todo el día, por momentos había largas colas y otros siempre un goteo de cuatro o cinco personas, fue sorprendente», cuenta. Bolea achaca este éxito a varios factores, «por un lado la campaña hecha desde EL PERIÓDICO DE ARAGÓN, también el precio al que se vendía (5,95 euros más el ejemplar del diario), por supuesto la concesión del Premio de las Letras, la magnífica organización del estand y la tranquilidad que me daba el saber que ofrecía una novela que tiene calidad y en la que la ciudad de Zaragoza aporta un escenario que funciona muy bien para un trhiller». CONQUISTAR AL LECTOR Juan Bolea, uno de los autores de novela negra más reconocidos dentro de nuestro país y también en el ámbito latinoamericano asegura que la jornada resultó para él «toda una experiencia» y que, de alguna manera, culminaba unos días en los que dice encontrarse en una nube «por el premio y porque veo que llego a los lectores, pues yo nunca he sido ni he querido ser un escritor académico ni de élite, sino un escritor popular, que siempre me he esforzado en conquistar lectores con tramas ágiles, comprensibles y pensadas para ellos; la respuesta de la gente en el Día del Libro me hace pensar que quizá lo haya conseguido y eso me satisface y me enorgullece», señala. Pálido monstruo, un thriller ambientado en Zaragoza en el que una joven abogada fascinada por los asesinos en serie aparece brutalmente asesinada, fue una de las primeras novelas del autor y le sirvió para dar el salto al ámbito nacional. Los ejemplares siguen disponibles al precio de 5.95 euros más el ejemplar del diario en los puntos de venta y en la sede de la redacción. Pero, sin duda, la recepción que la novela de Juan Bolea tuvo entre el público sorprendió a propios y extraños, más cuando era una reedición. «Para mí es una satisfacción, pues me produce la sensación de que lo que voy dejando detrás tiene eco, tiene un sentido y, sobre todo, tiene lectores», comenta el flamante Premio de las Letras Aragonesas. Para el escritor, que no dejó de firmar ejemplares durante todo el día a pesar de la lluvia (de hecho, por la mañana ya había despachado 80 volúmenes de la novela), la respuesta del público fue toda una sorpresa. «Firmar en una jornada 140 libros en cualquier lugar de España es una cifra extraordinaria; pasa en Barcelona en Sant Jordi con algunos autores, pero contados, y en Zaragoza es muy difícil. Por eso estoy muy contendo; en realidad mientras estaba allí no era consciente de la cantidad que firmé, pero la verdad es que no paré en todo el día, por momentos había largas colas y otros siempre un goteo de cuatro o cinco personas, fue sorprendente», cuenta. Bolea achaca este éxito a varios factores, «por un lado la campaña hecha desde EL PERIÓDICO DE ARAGÓN, también el precio al que se vendía (5,95 euros más el ejemplar del diario), por supuesto la concesión del Premio de las Letras, la magnífica organización del estand y la tranquilidad que me daba el saber que ofrecía una novela que tiene calidad y en la que la ciudad de Zaragoza aporta un escenario que funciona muy bien para un trhiller». CONQUISTAR AL LECTOR Juan Bolea, uno de los autores de novela negra más reconocidos dentro de nuestro país y también en el ámbito latinoamericano asegura que la jornada resultó para él «toda una experiencia» y que, de alguna manera, culminaba unos días en los que dice encontrarse en una nube «por el premio y porque veo que llego a los lectores, pues yo nunca he sido ni he querido ser un escritor académico ni de élite, sino un escritor popular, que siempre me he esforzado en conquistar lectores con tramas ágiles, comprensibles y pensadas para ellos; la respuesta de la gente en el Día del Libro me hace pensar que quizá lo haya conseguido y eso me satisface y me enorgullece», señala. Pálido monstruo, un thriller ambientado en Zaragoza en el que una joven abogada fascinada por los asesinos en serie aparece brutalmente asesinada, fue una de las primeras novelas del autor y le sirvió para dar el salto al ámbito nacional. Los ejemplares siguen disponibles al precio de 5.95 euros más el ejemplar del diario en los puntos de venta y en la sede de la redacción. Fuente: Daniel Monserrat | El Periódico de Aragón «No va a adivinar el final porque es sorprendente». «Pues eso espero porque me sabe mal imaginármelo y acertar...», le contesta alegremente una lectora. «Si lo adivina, me busca y le devuelvo el dinero del libro». El protagonista de la escena, Juan Bolea, fue uno de los grandes triunfadores de la jornada de ayer con su libro Pálido monstruo, reeditado con EL PERIÓDICO DE ARAGÓN. Este diario, además, salió ayer por primera vez a la calle a celebrar el día de las letras. Y lo cierto es que fue recibido con un rotundo éxito. El reciente Premio de las Letras Aragonesas apenas llevaba una hora sentado y, como él mismo apuntaba, no había «parado de firmar». De hecho, se habían vendido ya más de 30 ejemplares en tan poco tiempo y la realidad es que era complicado robarle un momento de atención. «Es una reedición muy digna de una novela ambientada en Zaragoza que ofrece calidad, eso es lo que se puede llevar la gente a casa comprándola», explicaba el escritor que no dudaba en dialogar con sus lectores. «Está ambientada aquí pero, ya verá, es una novela negra clásica, un thriller muy de personajes de mucho suspense que le va a enganchar desde el inicio». A su lado, una señora de mediana edad esperaba a que le firmara otro ejemplar de Pálido monstruo mientras se hacía oír por encima del ruido que ya existía: «Te veo todos los martes porque me gusta mucho el cine negro» en alusión al programa que emite Aragón TV que incluye una película y una entrevista realizada por el propio Bolea. La lluvia hizo su primer acto de aparición del día hacia la una del mediodía pero Juan Bolea no dejaba de firmar y los lectores de esperar pacientemente. En ese momento, no había una gran fila formada pero sí era un goteo constante como, haciendo un sencillo símil, la lluvia que estaba cayendo. Momento de ponerse a cubierto y de proteger la mesa que contenía toda la oferta editorial de EL PERIÓDICO DE ARAGÓN, que se desplazaba a los soportales. Todo estaba previsto y la operación se realizó rápidamente sin ningún contratiempo. Juan Bolea seguía firmando. EXITOSA JORNADA Aunque es aventurado siempre dar cifras en el Día del Libro, la propia organización nunca da ninguna, es seguro que Pálido monstruo, de Juan Bolea, fue uno de los libros más vendidos en el paseo Independencia este 23 de abril. Y es que a la exitosa jornada matinal (iba a estar dos horas firmando y dada la demanda tuvo que alargar su estancia) hay que unir la vespertina en la que incluso recibió la visita del presidente de Aragón, Javier Lambán, que saludó efusivamente al escritor y departió con él. Pálido monstruo no fue la única obra que se vendió a buen ritmo ayer en el estand de EL PERIÓDICO DE ARAGÓN ya que también tuvieron una excelente acogida publicaciones como Memoria visual de Zaragoza de los años 50 y 60 o Labordeta. Un canto a la esperanza. Aragón TV emite la penúltima entrega de ‘La Noche Negra’. El programa, presentado por el escritor y periodista Juan Bolea, contará en esta ocasión con la presencia del best-seller Lorenzo Silva, y la proyección previa de la película ‘Sin Ley’, obra de John Hillcoat, y la interpretación de actores como Shia Labeouf, Tom Hardy o Gary Oldman, entre otros. El madrileño conversará con Bolea sobre sus obras, su personalidad, intereses, además del proceso de creación de sus personajes, principalmente, dos guardias civiles. Abogado y escritor. Premio Planeta, Premio Nadal y un buen número de reconocimientos más. Lorenzo Silva es un auténtico best-seller. Le avalan decenas de obras entre novelas y relatos. El plató de ‘La Noche Negra’ invitará a los espectadores de Aragón TV a reflexionar sobre unos de los principales problemas que vive el sur de Andalucía: el narcotráfico. Algeciras, La Línea de Gibraltar, Barbate… El Estrecho de Gibraltar vive una situación de difícil control. “Es una frontera abrupta, pero a la vez, fascinante. Un escenario ideal en el que se cometen diariamente actividades ilícitas, por tierra, mar y aire”, asegura Silva. Buena parte de las novelas del invitado están ambientadas en la zona. Rubén Bevilaqcua y Virigina Chamorro, dos agentes ficcionados de la Guardia Civil, son los protagonistas de algunas de las novelas más potentes del escritor. “La Guardia Civil es un cuerpo extraordinario, pero, reconozco, que, al principio, las editoriales no querían publicar novelas en las que los dos agentes fuesen los protagonistas. Tras una docena de ‘noes’, por fin vieron la luz aquellos manuscritos”, asegura el autor. Hoy, ambos agentes de la Benemérita ya han protagonizado más de una decena de novelas. Lorenzo Silva es buen conocedor de este Cuerpo policial. “Para escribir sobre el Estrecho, sobre las bandas criminales que ahí operan, que trafican, tuve la oportunidad de participar junto a los agentes en diversos operativos”. Junto a Juan Bolea, ambos analizarán la situación que viven estos municipios españoles, en los que “afortunadamente, se trafica con sustancias estupefacientes, pero con violencia, en comparación con las actuaciones de las bandas mejicanas o colombianas”, recuerda. El papel trascendental de la Guardia Civil centrará buena parte de la entrevista. Además de la labor que desarrollan en la lucha contra el narcotráfico, Silva y Bolea remontarán en el tiempo, hasta los inicios del Cuerpo. Analizarán cómo ha ido evolucionando con el paso del tiempo; cómo actuaban en la etapa previa al Franquismo; la horrible etapa de convivencia con la banda terrorista ‘ETA’, en la que murieron más de 200 agentes y familiares directos, y desde la Transición española, hasta el momento actual. David Lozano y Juan Bolea, analizan cuál es el origen de la mafia en ‘La Noche Negra’, en Aragón TV2/4/2019 Aragón TV emite la octava entrega de ‘La Noche Negra’. El programa, presentado por el escritor y periodista Juan Bolea, contará en esta ocasión con la presencia del escritor David Lozano, y la proyección previa de la película ‘Scarface’, obra de Brian de Palma, con guión de Oliver Stone, y la interpretación de actores como Al Pacino, Michelle Pfeiffer o Steven Bauer, entre otros. El zaragozano conversará con Bolea sobre sus obras, su personalidad, intereses, además del proceso de creación de sus personajes y autores en los que inspira sus obras. Aprovechado la emisión del film ‘Scarface’, ambos también mantendrán un debate en torno al origen de los grupos mafiosos, los grupos criminales, que, según algunos estudios, podrían tener su origen en el medievo. “Sin duda, puede ser, y es una teoría muy interesante, puesto que, si analizamos algunos comportamientos, hay muchos paralelismos”, afirma David Lozano. “La mafia se mueve, en ocasiones, en un mundo marginal, pero hay códigos éticos, códigos de honor, que, perfectamente, nos recuerdan y podrían vincularse a los soldados medievales, a los templarios, por ejemplo. Al final, hay lealtad, hay organismos de sumisión y siempre, una cúpula”. David Lozano será el único autor aragonés que pasará por ‘La Noche Negra’ a lo largo de la primera temporada en Aragón TV. “Es un autor muy querido entre todos los aragoneses, trabaja diferentes géneros y ha triunfado en la literatura, especialmente, con el género fantástico, pero también el negro”, afirma Juan Bolea durante la entrevista, en la que ha salido a relucir un cierto pasado desconocido para muchos lectores acerca del pasado de Lozano. El autor de obras como ‘Desconocidos’, ‘Valkiria’ o ‘Herejía’, es licenciado en Derecho, y no solo lo estudio, sino que lo puso en práctica durante unos años. “Es una profesión muy bonita, pero muy absorbente, difícilmente compatible con quienes tenemos inquietudes literarias, más que nada, por la dificultad a la hora de compaginarlo. Aquí, he de decir que envidio, por ejemplo, a Lorenzo Silva, colega que sí lo hace”. Dos premios, el Premio Gran Angular (‘Donde surgen las sombras’, 2006) y Premio Edebé (‘Desconocidos’, 2018), avalan el talento de Lozano, quien reconoce ser “un apasionado” de la narrativa de suspense. “Cuando juegas con el suspense, jugamos con los sentimientos y emociones esenciales en el ser humano”, asegura. El escritor ha situado algunas de sus historias y personajes en momentos históricos, y con Juan Bolea, referente nacional e internacional en novela negra, coinciden en la “dificultad” que conlleva ambientar novelas negras fuera del momento actual en la que su autor o autora la concibe. Las novelas negras más futuristas llegan a ‘La Noche Negra’, de la mano de Cristina Higueras26/3/2019 Aragón TV emite este martes 26, a las 22.15 horas, la séptima entrega de ‘La Noche Negra’. El programa, presentado por el escritor y periodista Juan Bolea, contará en esta ocasión con la presencia de la escritora, actriz y productora teatral Cristina Higueras. Además, como es habitual, la entrevista irá precedida de un film negro, en este caso, ‘Carretera perdida’, del director David Lynch. La madrileña conversará con Bolea sobre sus obras, su personalidad, intereses, además del proceso de creación de sus personajes y autores en los que inspira sus obras. Los espectadores de Aragón TV conocerán cómo fue el debut de la novelista en el género negro. ‘El extraño de ayer’ y ‘El error de Clara Ulman’, editadas en 2015 y 2018, son las dos creaciones literarias con las que está teniendo una “gran acogida”. La última de ellas, es “la que más interés me despierta”, comenta Bolea, pues “se trata de un thriller muy diferente a lo que solemos encontrar hoy en el mercado. Es una novela moderna, muy del día en el que vivimos, y, por supuesto, es una novela futurista donde no hay detectives, ni policías, hay médicos, hay investigadores, que sueñan a ser dioses y crear a sus propias creaturas. Sin duda, una obra genial”, ha resaltado el presentador de La Noche Negra. La “fuerza creadora”, según Juan Bolea, es lo que diferencia a Cristina Higueras de otros autores. Precisamente, su paso por distintos medios, le ha llevado a conseguir elaborar guiones y crear personajes “muy creíbles y verosímiles, que la ha permitido ser ya una novelista muy marcada en el género negro, muy canónica y, por supuesto, muy reconocible”, añade Bolea. “Me encanta crear y el medio es lo de menos. Me fascina la libertad creativa cuando escribo novelas, algo que en teatro no siempre tienes. Normalmente, dependes de mucha gente, de un presupuesto, en fin, de mil factores. Cuando escribes una novela eres tú, eres tú mundo, y nadie te limita en ningún sentido”, explica Higueras. Ya en su adolescencia, Cristina Higueras, despuntaba sobre las tablas. Y, además, lo hacía con un talento innato, pues no es hasta los 18 años cuando la actriz se forma en la Real Escuela Superior de Arte Dramático de Madrid (RESAD). “Recuerdo esas primeras raíces, esas geniales improvisaciones cuando tenía apenas 14 años. Hoy, unos cuantos después, sigo sobre esas tablas. Me siento muy afortunada por haber trabajado mucho y haber tocado varios palos como el teatro, el cine o la televisión”, cuenta Higueras a lo largo de la entrevista. Aragón TV emite el sexto capítulo de ‘La Noche Negra’. El programa, presentado por el escritor y periodista Juan Bolea, contará en esta ocasión con la presencia de la escritora y periodista Marta Robles, y la proyección previa de la película ‘Mátalos suavemente’, obra de Andrew Dominik, con la interpretación de actores como Brad Pitt, Ray Liotta o Scoot McNairy, entre otros. La madrileña conversará con Bolea sobre sus obras, su personalidad, intereses, además del proceso de creación de sus personajes y autores en los que inspira sus obras. Marta Robles, profesional de los medios bregada en televisión, radio y prensa escrita, ha mostrado siempre un gran interés por la crónica negra, tal y como explica a lo largo de la entrevista. “Los sucesos sacan la parte más oscura y brillante del ser humano. Nos volvemos linchadores en potencia o enormemente solidarios. Hoy, vivimos un momento en el que estamos prestando mucha a atención a la crónica negra”, asegura. La crónica negra es “uno de los pilares del Periodismo, ya que nos fascina prestar atención a los sucesos y al mal para explicarnos el porqué, y a su vez, por el miedo que nos da el saber que ese mal está también en las personas que amamos, y por supuesto, en nosotros mismos, añade Robles. Mujer “intensa, inteligente y comprometida”, como la define Juan Bolea, como escritora bascula entre la realidad y la ficción. Ese interés en los sucesos cotidianos le ha llevado a Marta Robles y a otros colegas más de profesión a escribir y lanzar una serie de casos reales que “han impactado en algún momento a la sociedad española, contados como en ritmo de una novela y sin una coma de ficción, pues los diálogos están sacados de los sumarios”. ‘A menos de cinco centímetros’ y ‘La mala suerte’ son sus dos últimas novelas negras. Ambas están protagonizadas por el detective Toni Roures, un “genial ex corresponsal de guerra lleno de ironía, sentido del humor y muy seductor”, asegura su creadora. A lo largo de la entrevista el espectador conocerá esa “personalidad única”, que está llevando a Roures a escaparates y a las listas de los más vendidos en España. Fernando Marías, Mary Shelley y Frankenstein, en ‘La Noche Negra’, en Aragón TV, con Juan Bolea12/3/2019 Aragón TV emite el quinto capítulo de ‘La Noche Negra’. El programa, presentado por el escritor y periodista Juan Bolea, contará en esta ocasión con la presencia del escritor Fernando Marías, y la proyección previa de la película ‘El Golpe’, obra de George Roy Hill, con actores de la talla de Paul Newman o Robert Redford, entre otros. El bilbaíno conversará con Bolea sobre sus obras, su personalidad, intereses, el acercamiento al mundo del cine, además del proceso de creación de sus personajes y autores en los que inspira sus obras. Fernando Marías, Premio Nadal con ‘El niño de los coroneles’ (2001), es un autor “muy contemporáneo, imaginativo, gran conocedor de la literatura del Romanticismo (S.XIX), y, por tanto, de las grandes figuras de la época”, ha resaltado de él Juan Bolea, quien ha añadido que, además, Marías es “una magnífica persona que cree, profundamente, en su propia fantasía, con un estilo propio, un estilo único”. El Premio Nadal, “del que se cumplen 18 años y que parece que fue ayer, supuso un enorme cambio en mi vida”, ha recordado el invitado del presentador gaditano en ‘La Noche Negra’. Una vida, la de Fernando Marías, que ha traspasado las miles de páginas que ha escrito hasta recalar en el cine, “una de mis pasiones”, ha dicho. Dos importantes obras firmadas por él, ‘La Luz Prodigiosa’ e ‘Invasor’, han sido adaptadas con éxito al cine. “Ver tu novela convertida un largometraje es una experiencia fascinante. Confieso que hay una pasión irresistible cuando alguien te comenta la idea”. Además del escritor, la célebre Mary Shelley, creadora, del Dr. Frankenstein, entre otros personajes, también se colará en las pantallas de los espectadores de Aragón TV. Gran conocedor de su biografía y bibliografía, y habiéndola estudiado al dedillo, Marías, que ha reconocido desear haber viajado en el tiempo para entrevistarla, algo que habría sido “un sueño maravilloso”, ve en ella a “la mujer que consiguió cambiar la historia de la literatura, que instauró la ciencia ficción y, en general, que consiguió cambiarnos a todos”. Un recuerdo a la figura de la escritora que llega cuando se cumplen 200 años de la creación literaria de la ‘criatura’ Frankenstein. |
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